Los niños son más propensos que las niñas a desarrollar el trastorno y la mayoría de ellos son diagnosticados antes de los tres años.
El terapeuta ocupacional evalúa al niño determinando si cumple con sus tareas adecuadamente en relación a su edad, como vestirse y diferentes habilidades más e interviene ayudando al niño a que facilite una respuesta adecuada en cuanto la información que recibe a través de sus sentidos, mediante actividades de desarrollo, integración sensorial y proponiéndole juegos educativos y de comunicación.
Los niños con TEA, tienen juegos diferentes que afectan a su evolución. Esto es consecuencia de las formas distintas de procesar la información y de que la oferta de juegos que existe socialmente no abarca todas la motivaciones posibles. Por eso antes de empezar a “trabajar” ciertos objetivos, es importante que el niño adquiera unos pre-requisitos básicos para desenvolverse en sus actividades del día a día, tales como la intención comunicativa, la atención conjunta, la permanencia en objeto y actividad; en definitiva que sea capaz de ORGANIZAR SU CONDUCTA.
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